febrero 02, 2009

El cuadro

Ese cuadro es arte abstracto. Si lo muestras en vida, muchos lo verán como simples garabatos, manchas, desorden, suciedad, basura. Sólo algunos lo apreciarán y nadie, ni tú mismo, lo entenderás. Algunos querrán tenerlo como objeto de colección, o tal vez porque se puso de moda, o por querer estar en onda o sentirse especiales, pero en cuanto no sirva a sus propósitos, lo desecharán.

Por ello, ese cuadro no está hecho por ahora para una exposición, es arte personal. Algunas partes las puedes mostrar a cierto grupo de personas, y otras, a otro grupo muy diferente, pero hay partes que deben permanecer ocultas, únicamente para verlas tú. Aunque puede ser que llegue un alma, un artista capaz de comprenderlo en su totalidad, pero no confíes en él de inmediato, puesto que puede ser un impostor, o sentir celo profesional y destrozarlo a la primera oportunidad que lo dejes solo, o puede copiarlo sin que te des cuenta y exhibirlo al mundo, y entonces puede que seas duramente juzgado y pisoteado, aún por otros artistas, no sabiendo que sus talleres están llenos de intentos fracasados, bocetos, obras a medias.

Ese cuadro es del tamaño de tu puño, pero está doblado estratégicamente para quedar así, sólo tú sabes sus verdaderas dimensiones.

Jamás le pongas precio a ese cuadro, puesto que ninguna cifra se podrá acercar a su verdadero valor, ya que es un trabajo que no termina, sólo tal vez hasta el día de tu muerte, y eso suponiendo que no existe la reencarnación. Es una obra que se perfecciona con cada nueva experiencia, cuya tinta es cada gota de sudor, semen, lágrima, saliva o sangre. Cuya textura es todo lo que hace contacto con tu piel, como si fuera una copia fiel de aquello que toca. Cuyos tonos claros reflejan los días de felicidad, y los oscuros, los de enojo; los cálidos, los ratos de amor o sexo, de triunfos, de buenas borracheras y en los fríos están plasmados los momentos de odio, rencor, envidia, soledad o violencia. Y es un cuadro que sabe a veces dulce, a veces salado, y que huele… y a veces es un olor afrodisiaco, pero otras puede no agradar a otros.

No existen errores en tu cuadro. Tú eres el único jurado calificador, aunque sueles ser demasiado exigente contigo mismo. No está tan mal como crees, es simplemente como debió ser, aunque es cierto que tú eliges lo que seguirás agregando, y si en algún momento crees haber pintado algo que no querías, recuerda que eres un artista, encuentra la belleza dentro de los accidentes.

En el momento justo antes de morir, elige un marco adecuado para tu cuadro: resistente al paso del tiempo, al polvo, a los extraños, animales o humanos. Pon un blindaje. Y plasma con tinta indeleble tu firma, por si alguien lo encuentra, seguramente el mundo estará listo en ese entonces para apreciarlo, pues los artistas solemos ser mejor comprendidos ya estando muertos.

1 comentario:

Kelly Morgendorffer dijo...

WOW...

Leer esto justo en un día como hoy, no sé... creeme que fue demaciado grato.

Eres una gran mujer, sabes que te quiero mucho y que te admiro...

¡Pocas como tú! =)