enero 16, 2009

Wendy Barcelona

Hace unos días fui a ver la película de Vicky Cristina Barcelona, y me identifiqué demasiado con el personaje que hace Scarlett Johanson, “Cristina”, y no, no por el físico, antes de que empiecen a moler con eso, sino por muchos pequeños aspectos de su personalidad.

Cristina es una bohemia-romántica sin remedio, originaria de Nueva York. Ama el arte y a los artistas, la aventura, la poesía y siempre tiene dentro de sí una enorme necesidad de expresarse, sin embargo aún no ha encontrado la forma. Aunque es una mujer hermosa, tiene muchas inseguridades, y en ese momento de su vida está resignada a creer que no posee talento alguno. Es por ello que todo lo que escribe y fotografía (ya que estas son sus dos pasiones) lo mantiene oculto, como una forma de auto-complacerse y consolarse. Ahí lo mantiene seguro, protegido de que alguna mala crítica pueda matar su única pasión.

Ella hace un viaje junto con su mejor amiga, Vicky, y en ese viaje conoce a Juan Antonio, quien es pintor y por quien se siente atraída desde el primer momento, y quien les hace a ambas la invitación a pasar un fin de semana en Oviedo para pasear, convivir y probablemente hacer el amor los tres. Al regreso del viaje, Cristina empieza a salir con Juan Antonio y termina mudándose con él a las pocas semanas, pero por desgracia (o fortuna) él sigue enamorado de su ex esposa, María Elena, quien también es pintora y sumamente apasionada (y ¿cómo no?, ¿si mencioné que eran artistas, verdad?).

Por diversas circunstancias, Cristina, Juan Antonio y María Elena terminan teniendo un romance de tres, y Cristina lo disfruta un tiempo, y es María Elena quien le hace ver que tiene en la fotografía un gran talento. Cristina, presionada por el ex matrimonio, construye un cuarto oscuro y comienza a tomar fotos, desarrollándose cada vez más. Pero después de un tiempo termina dándose cuenta de que esa vida (tener una relación abierta con un amante hombre y otra mujer lejos de su país) no es lo que quiere hacer para siempre, así que vuelve a Nueva York.

En el transcurso de la película, se le define como una persona con “inconformidad crónica”, “que no sabe lo que quiere, solo lo que no quiere”, que va por el mundo siempre “encontrándose a sí misma” y es en estos últimos aspectos en los que me encuentro a mi misma…

Mi vida no ha sido escrita bajo los preceptos de lo normal, lo correcto, lo moral ante la mirada de otros. Sin embargo, es por ello que ahora puedo enumerar muchas aventuras en ella. Las mejores experiencias y los mayores aprendizajes, los he tenido porque he seguido a mis impulsos, mis sueños, mi voz interior. Mientras otros terminaban una carera, se casaban, pasaban 8 horas diarias en un escritorio haciendo lo que les tocó o lo que había y muchas veces sin disfrutarlo, frustrándose un poco día a día, adquiriendo seguridad y construyendo su concepto de la felicidad que para mí es más bien conformidad, yo estaba bajo reflectores, en autobuses recorriendo muchos kilómetros, bajo otros techos, conociendo gente, arriesgándome, conociendo historias de vida, historias de éxitos y fracasos, escribiendo mi propia historia que no se parece a la de nadie…

Y todavía lo mejor está por llegar. Tal vez algún día yo viaje a Barcelona y sostenga un romance de tres con una pareja de pintores, y alguien me haga descubrir el talento que tengo muy bien escondido. Por lo pronto, se que lo mejor aún está por venir…

No hay comentarios: