febrero 11, 2010

Mami, mami... ¿de dónde vienen las canciones?



¿Por qué los niños no se preguntan eso? ¿Acaso asumen que son cosas que vienen con el paquete que se les entrega al nacer? Probablemente. Pero no todos. Al menos yo me he cuestionado mucho eso. ¡Pero claro que no se lo he pregunado a mi madre, Eh! Si es una pregunta que me he hecho a mi misma desde años atrás.

Por momentos esporádicos había obtenido respuestas, como flashazos de inspiración. Comúnmente durante los instantes que le siguen al sueño, esos en los que no estás del todo consciente. De hecho en esos instantes no estás ni siquiera en el mundo real, sino que tu mente, tu "consciente" y probablemente tu alma, se encuentran en una extraña dimensión en donde se archivan todas las experiencias del ser humano provenientes de los sentidos, y se funden para recrear el pasado. Aunque a veces te juegan bromas y se combinan entre ellas.

El contenido de todos esos recuerdos es de una consistencia un tanto pastoza, así que salir de ahí no es como salir de un cuarto y entrar a otro, sino como salir de una mezcla de hotcakes: embarrado y dejando algo de rastro, hasta que te duchas y se van los restos, que es cuando estás completamente despierto.

Y ha sido precisamente de esas salidas embarradas de donde había tenido respuestas.

Aunque a veces esas historias creadas en el "archivo de los sentidos" a las que comúnmente llamamos sueños, no son precisamente como una mezcla de hotcakes, sino como palomas dentro de una jaula, y de pronto al despertar les abres la puerta y salen volando, y tu tratas de agarrarlas a todas para recordar lo que estabas soñando, pero todas se escapan. Si acaso logras agarrar alguna que otra pluma. Y esas plumas que había agarrado habían sido en ocasiones trozos de melodías, y trozos de poesía, que me daban señales y respuestas.

Pero hace dos madrugadas logré atrapar por un tiempo a toda una paloma. O bien, logré permanecer embarrada de la mezcla de hotcakes hasta llegar al comal y prepararme un delicioso desayuno.

¿Pero de cuál me fumé hoy?

El caso es que en esa ocasión, agarré mi celular instantes después de haberme despertado y me puse a grabar una canción. O bueno, más bien media canción. Y me agradó. Después de haber grabado puros uuuhs y na na naas, ¡¡Por fin grabé algo que tenía letra!!

La sensación de saber que estas componiendo es realmente placentera, un tanto indescriptible por mi. Es un momento totalmente íntimo contigo y tus recuerdos, contigo y tus deseos, contigo y tu presente, o tu pasado, o lo que anhelas, lo que esperas. Y es tan profundo, íntimo y extasiante, que si los contemporáneos viviéramos en la edad media, al componer seríamos castigados por la santa inquisición.

Si los niños se hubieran preguntado más de dónde vienen las canciones y menos que de dónde vienen los niños, seguramente habría muchas historias de personajes echando polvos mágicos en las cabezas de personas elegidas para este fin, que caricaturas de peleas. Seguramente habría más música y menos enfermedades de transmisión sexual, violaciones o abortos.

Y bien, a mi me llega la inspiración de madrugada recién levantada, o en la noche justo cuando hay el menor ruido posible. A otros les llega en el campo bajo un árbol tocando la guitarra. A otros, en la regadera. O en el cine, o en la fila para las tortillas. No hay reglas ni formas establecidas para la inspiración.

Si algún día tengo hijos, y estos me preguntan ¿De dónde vienen las canciones? les diré: de los sueños que no lograron escapar.

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