No lo juzgo, yo misma estuve en esa etapa alguna vez, más con el tiempo entendí que aunque sea cierto lo que las festividades son aprovechadas por miles de mercenarios para llenar sus bolsillos y nosotros invariablemente caemos en las trampas del sistema consumista, si no existieran estas fechas quedaríamos atrapados en el “otro” mundo, en el “otro” sistema, en el de la cotidianidad y la rutina, aquel que si pudieramos compararlo con algo tangible sería como un tren en el que cada vagón es un aspecto obligatorio que vamos sumando a la vida: el trabajo, las responsabilidades del hogar, las enfermedades, el ir y venir, muy apenas nos queda tiempo de comer y descansar…
Ese tren, por las leyes de la física, mientras más cargado vaya, más difícil es pararlo. Y como el viaje de la vida es largo, son necesarias las estaciones para tomar un respiro, estirar las piernas, ver otras caras, pisar tierra firme por un momento.
Y hoy que fue la reunión familiar supe que contestarle a mi amigo que fuertemente criticó las festividades. Ya está muy dicho el poder de un abrazo en las personas (y si no lo saben, pues búsquenle en google) y de no ser por estas fechas, no sólo navidad sino también San Valentín, 10 de Mayo, etc… ¿A cuánto descendería el nivel de abrazos, afecto y felicidad que obtendríamos los seres humanos al año? ¿En cuánto aumentaría el nivel de estrés en las personas, por ende de accidentes/violencia/delincuencia/enfermedades/depresión?
No quisiera averiguarlo. No se quién inventó cada una de las festividades, y aunque se escuche materialista, detrás de un regalo siempre hay un abrazo, así que, bajo las circunstancias ya mencionadas y al ver los beneficios que trae a nuestras vidas, bien me atrevo a decir: ¡Que viva el consumismo!
1 comentario:
Increíble como siempre...
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